Muchas veces hemos escuchado, incluso dicho, algo como “Yo soy muy buena psicóloga, se me da muy bien escuchar”, o “Para lo que te dice un psicólogo, también te lo puede decir cualquier amigo, y no te cobra”. Todos conocemos a alguien que tiene esa sensibilidad especial que hace que los demás se sientan cómodos para confiarle sus penas. Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que hacen los psicólogos? ¿Escuchar, tener paciencia, y dar pautas o consejos que se parecen mucho a lo que diría un amigo, pero cobrando por ello?

Todos tenemos en mente esa imagen del psicólogo que nos analiza con solo vernos, adivina nuestros problemas al momento, escucha a todo el mundo, y al final da un resumen, en forma de frase lapidaria digna del mejor libro de autoayuda. Una frase que mágicamente resuelve cualquier problema con mucho sentido común. Y cobra un dineral por algo que al final no parece muy distinto de lo que podría haber dicho un amigo.

Sin embargo, acudir a un psicólogo supone algo más. El psicólogo está entrenado para escuchar, pero ¿escuchar el qué? No se trata sólo de tener paciencia mientras los demás se desahogan, sino de tener formación para escucharlos de manera específica. Se trata de entender el sufrimiento del otro, de entender por lo que está pasando, y al mismo tiempo no dejarse llevar por las emociones propias.

Se trata de saber cuándo hay algo que decir, pero también cuándo es mejor callar para que la persona que sufre pueda reflexionar sobre lo que le pasa y empezar a hacer algo con su sufrimiento.

En muchas ocasiones los psicólogos, como ésta que escribe, hablan de la importancia de escuchar al otro desde el respeto. ¿El respeto a qué? ¿Qué respetan cuando escuchan? Obviamente, en primer lugar, a la persona que está delante. Abrirse a otro, contar las propias experiencias y los sentimientos que producen es una tarea complicada que requiere un gran esfuerzo por parte de quien acude a un profesional. Pero el respeto también se refiere a que cuando un psicólogo escucha a sus pacientes tiene que dejar fuera toda opinión personal, toda crítica o juicio de valor sobre ellos. Respeta los tiempos de cada persona, las circunstancias que le han llevado a donde está en este momento. Su principal objetivo es comprender a ese ser que tiene delante, y ayudarle a entender qué es lo que está pasando, para buscar una solución a su malestar.

La formación, la especialización y la supervisión continua a la que se somete el psicólogo sirven para que, cuando alguien toma la decisión de acudir a su consulta, tenga delante a un experto que se va a guiar por la ética profesional y no sólo por su buena voluntad, su paciencia, o su habilidad para escuchar.

Ese profesional, posiblemente no diga nada muy distinto de lo que ya sabíamos, o de lo que nos podrían haber dicho otras personas. Puede que diga algo que nadie nos había dicho antes. En cualquier caso, sus palabras irán encaminadas a poder encontrar una forma de hacer algo con ese malestar y sufrir menos. Para que luego podamos seguir tomando esas cañas con nuestros amigos.

 

Laura Zotes Rodríguez | Nº de col.: M­24832

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Psicóloga | Cambiando de Rumbo | Madrid

Terapia de pareja y soluciones en cambiando de rumbo | equipo de psicologos en Madrid